Un problema donde México se encuentra en el tercer lugar a nivel global
De acuerdo con la CNDH, la trata de personas se presenta cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita, consigue, traslada, entrega o recibe, para sí o para un tercero, a una persona, por medio de la violencia física o moral, el engaño o el abuso de poder, para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, servidumbre o a la extirpación de un órgano, tejido o sus componentes.
La trata de personas, como problema social, comenzó a reconocerse a finales del siglo XIX e inicios del XX como lo que se denominó “trata de blancas”, concepto que se utilizaba para hacer referencia a la movilidad y comercio de mujeres blancas, europeas y americanas, con objeto de explotarlas sexualmente.
El problema de la trata de personas tiene como raíces la impunidad y la corrupción; asimismo, en muchas ocasiones, dicho fenómeno se encuentra vinculado a los flujos migratorios, la pobreza y la delincuencia organizada.
¿Quiénes son las personas más vulnerables?
Las personas necesitadas de protección internacional que se mueven de manera irregular o que se encuentran en situaciones de desplazamiento prolongadas son particularmente vulnerables a ser víctimas de trata y pueden no ser capaces de buscar ayuda de las autoridades estatales para escapar de una situación de explotación.
Problema en México:
México es uno de los países con más casos de trata de personas con fines de explotación sexual y mendicidad de menores. Ocupa el tercer lugar a escala global en ese delito, sólo después de Tailandia y Camboya, aseveró Angie de Luna, coordinadora para América Latina de la organización internacional A21.
De acuerdo al portal La Jornada, en nuestro país alrededor de 300 mil niñas, niños y adolescentes son víctimas de trabajos forzosos o pornografía infantil, de ellos, 80 mil se ubican en la Ciudad de México.
De acuerdo con el Senado, se han realizado varios esfuerzos para sancionar la trata de personas en México. En 2007, después de mucho esfuerzo por parte de las OSCs (Organizaciones de Sociedad Civil), principalmente las que se ubicaban en la Ciudad de México, es que se publicó la Ley para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas. Esta ley buscó integrar los elementos establecidos en la definición de trata de personas internacional (conductas, medios y fines) concluyendo con la adopción de la definición del Protocolo de Palermo en la ley mexicana. Siendo esta la culminación del esfuerzo de varias OSCs que buscaban el reconocimiento del fenómeno como delito y la sanción del mismo.
La trata de personas ha acarreado una gran diversidad de posturas,esto debido a la dificultad para su abordaje. No es un tema fácil de comprender. Su relación con otros delitos, la poca información específica respecto a las zonas y formas de enganche, las fases y métodos de sometimiento y aislamiento, así como las finalidades de explotación para la trata de personas en México, fortalecen los retos a los que se enfrentan constantemente para su detección.
Desde 2005 esfuerzos económicos y humanos han sido destinados para la prevención, detección, atención, identificación y eventual erradicación del delito por parte de las autoridades federales y locales, las OSCs y los organismos internacionales. Sin embargo, dichos esfuerzos han sido opacados por la falta de colaboración entre los diversos actores involucrados, la poca comprensión del delito en México y la confusión entre trata y tráfico de personas.
Los esfuerzos para abordar la trata de personas exigen un enfoque de múltiples organismos, que implica una estrecha coordinación entre los organismos gubernamentales pertinentes y las organizaciones internacionales y nacionales en un amplio espectro de actividades que abarcan la justicia penal, el compromiso judicial, los derechos humanos y el desarrollo.
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