En los últimos dos años la plataforma Only Fans cobró popularidad por la alternativa que ofrece de vender contenido en su sitio, el cual puede estar relacionado con rutinas de ejercicio, nutrición, entre otros. Sin embargo, el contenido que más ha generado polémica son las fotografías íntimas y sexuales que intercambian y monetizan entre los usuarios. Por eso es que distintos colectivos feministas y activistas han advertido que se trata en realidad de una nueva forma de prostitución.
En Only Fans quienes crean productos y los suben a la plataforma, pueden ganar dinero de los usuarios que pagan por ver ese contenido y se suscriben a su perfil. La crisis por la pandemia ocasionó que muchas personas encontraran en esta plataforma una forma de obtener ingresos a través del trabajo sexual. La “ventaja” de esta red social es que el contenido no es censurado, como sí sucede en Instagram o Facebook.
Por eso es que Only Fans es señalada por fomentar la prostitución, pues abre la puerta para que haya un intercambio monetario por el consumo de los cuerpos. Una investigación de la BBC reveló hace unos meses que esta plataforma presentó algunas fallas en sus controles de seguridad y permitió que se difundieran videos en donde aparecían menores de edad, relacionados a la pornografía infantil.
Además, la investigación de la BBC encontró que registró contenido que podría estar relacionado con trata de personas, pues hay evidencia de cuentas que pagan a personas en situación de calle para realizar contenido para la plataforma.
Muchas voces feministas señalan que Only Fans en realidad refuerza el discurso del sexo como entretenimiento pagado y fomenta la cosificación del cuerpo de las mujeres para su venta. También que afirman que las mujeres que tienen cuenta en esta red están blanqueando la prostitución y son víctimas de un juego de poder en el que ganarían los hombres y Only Fans porque son quienes tienen el dinero (la plataforma obtiene el 20% de cada ganancia).
Aunque hay otras voces que defienden el uso de este tipo de plataformas porque es una fuente de ingresos y oportunidades para las mujeres que quieren obtener recursos a través del trabajo sexual.
El problema es que el uso y consumo de la pornografía “desensibiliza a los consumidores frente a la violencia y propaga mitos sobre la violación y otras mentiras en torno a la sexualidad de las mujeres. Al hacer esto, se normaliza y se vuelve cada vez más generalizada, intrusiva y peligrosa”, de acuerdo con la abogada Catharine A. MacKinnon.
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