Cuando una mujer atraviesa una situación de violencia es común que le digan que por qué no deja esa relación, o está ahí porque “le gusta que la maltraten”. 

Sin embargo, las mujeres en situación de violencia atraviesan limitaciones y afectaciones emocionales para “salir” de esas relaciones, pues se encuentran en un círculo de la violencia que se alimenta de la indefensión de las mujeres ante estas situaciones.

El síndrome de la indefensión aprendida en las mujeres víctimas de violencia se explica como un impedimento psicológico que hace que su capacidad de solucionar problemas y la motivación para afrontarlos se vean debilitadas. 

Algunas de las características de la indefensión aprendida son: pasividad, empobrecimiento de la capacidad para resolver problemas y sentimiento creciente de indefensión, incompetencia, frustración y depresión.

La indefensión aprendida en psicología explica que se trata de un estado mental en el que una persona víctima de violencia comienza a aceptar situaciones dañinas y dolorosas sin reaccionar ante ellas, este círculo se repite de forma constante, pues la víctima aprende a que no importa ya lo que haga, pues no tiene el control sobre nada y la única opción que le queda es adaptarse sin reaccionar ante el hecho de violencia.

Por eso es que cuando una mujer está siendo víctima de violencia, es importante no estigmatizarla y juzgarla “porque está ahí porque quiere” o porque sería muy fácil “dejar esa relación”, debemos entender que existen otros factores psicológicos que le impiden contar con herramientas y recursos emocionales para enfrentar esta situación y salir de ella.

¿Cómo desaprender la violencia?

La indefensión aprendida es una cárcel psicológica de la que las mujeres sí pueden salir. La psicóloga estadounidense Lenore E. Walker estudió el proceso de desaprender la indefensión aprendida y este se caracteriza por la dotación de recursos y poder hacia las mujeres que están dentro del círculo de la violencia, orientándolas, para reconocer las etapas del círculo de la violencia.

Estas herramientas se componen de redes de apoyo en la que las mujeres se sientan acompañadas por familiares o personas que sean de su confianza; que acudan ayuda especializada de terapia y en caso de ser necesario, que cuenten con recursos legales si deciden denunciar a sus agresores.