Cuando era puberta crecí escuchando entre mis amig@s que las “niñas bien”, eran aquellas que se portaban “bien”, obedecían, querían llegar “vírgenes” al matrimonio, no salían y eran “niñas de casa”. Ahora sé que en realidad esas “niñas bien” fueron creadas por la mirada masculina y machista que clasificaba a las mujeres que eran “buenas” y “malas”.

Me parece muy jodido que estos términos estén subyugados al orden masculino de entender el mundo. Yo crecí siendo una niña “no bien”, porque siempre fui muy liberal, tuve control sobre mi sexualidad y no le entré a los juegos que imponía la sociedad de “darme a desear” por ellos. Yo era libre de hacer lo que quería sin que me importara la opinión de los demás, aunque por ser una niña “mala” crecí marginalizada y juzgada.

Escuché miles de veces que había niñas con las que los hombres se casaban y otras con las que sólo se divertían porque eran las “putas”. De alguna forma, la sociedad nos hace creer que el castigo por ser “niñas malas” es la soledad, el estigma y el rechazo de ellos. Para empezar, ¿por qué seguimos creyendo que hay un lado bueno y malo? ¿Por qué no sólo dejamos que cada persona sea libre? Porque a las mujeres nos quieren cortar la libertad desde pequeñas.

Hace unos días una amiga me hizo notar que estos términos de “niñas bien” y “niñas mal”, en realidad es una infantilización de las mujeres, siempre sujetas al patriarcado que nos ve como títeres que puede dominar y nos quiere minimizar al máximo . La doble moral en los hombres, ya en la etapa madura está súper presente. Están las mujeres a las que quieren convertir en sus esposas o que respetan por ser “las madres de sus hijos”, mientras que siguen cosificando a las mujeres “putas” con las que tienen relaciones sexuales.

La realidad es que estos términos terminan por dañar nuestra autoestima desde que somos niñas, porque crecemos con la idea de que debemos comportarnos de cierta manera para que ELLOS nos elijan y nos castigamos si no cumplimos esos cánones, nos sentimos culpables por ser libres, por ser nosotras. Nos sentimos culpables si disfrutamos nuestra sexualidad, si nos emborrachamos, si nos ven desarregladas, si nos acostamos con ellos en la primera cita porque “eso no hace una niña bien”. 

Dejemos de utilizar estos términos que estigmatizan a las mujeres, tenemos que decodificar las normas creadas por la sociedad que busca controlar nuestro mundo. Seamos libres de ser sólo nosotras.