Las cuotas de género, comunmente conocidas como cuotas de participación por sexo o cuotas de participación de mujeres, son una forma de acción positiva cuyo objetivo es garantizar la efectiva integración de mujeres en cargos electivos de decisión de los partidos políticos y del Estado. Las cuotas de género son una medida implementada en países como la India, Nepal, Bangladesh, Bélgica, Italia, Tanzania, Francia y México.
De acuerdo a Wikigender, la primera modificación en materia de género en el sistema electoral mexicano se realizó en 1993 cuando se instauró la siguiente recomendación en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE): “los partidos políticos, promoverán en los términos que determinen sus documentos internos, una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, a través de su postulación a cargos de elección popular”.
Finalmente en 2007, el COFIPE se reformó por última vez. En esta ocasión disminuyó la cuota máxima de candidatos de un mismo género de 70% a 60%, con la finalidad de buscar la paridad. También aumentó el número de mujeres que debe existir en la lista plurinominal, ahora es de dos mujeres por cada cinco candidatos.
El establecimiento de las cuotas al interior de los partidos políticos, sin duda, significó un mínimo de presencia organizada y de acción de parte de las mujeres militantes, así como un cierto cambio de actitud de las cúpulas dirigentes. En México, el primer partido en establecerlas fue el Partido de la Revolución Democrática (PRD) durante la celebración de su Segundo Congreso Ordinario realizado en julio de 1993.
Cuotas de género en las empresas:
Según el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD), en 2017 apenas un 7% de los miembros de la junta directiva de las empresas mexicanas eranson mujeres (10% en la OCDE), y solo el 2% de las mujeres mexicanas eranson empresarias.
Andrea Repetto en su artículo “Cuotas y Meritocracia”, una mayor representación no tiene un objetivo puramente simbólico, también tiene uno sustantivo: que las preferencias y necesidades de las mujeres no queden desatendidas. Muchas mujeres no están en ciertos espacios, no porque “no quieren”, sino porque personas abiertamente machistas “intencional y perversamente las excluye”. La realidad es que nos enfrentamos a una problemática general de desigualdad y a los tan arraigados roles de género.
Como escribe José Antonio Aguilar Rivera, en el estudio Equidad de género y participación política: el sistema de cuotas en México: “las cuotas de género instauradas en México son parte de un proceso más amplio de reformulación normativa e institucional en marcha en buena parte del mundo. Al igual que otras reformas, (derechos colectivos de minorías culturales y étnicas, formas de democracia participativa, regulaciones restrictivas de la competencia electoral y limitaciones de la libertad de expresión, etc.). Las cuotas de género no son parte del legado histórico de la democracia liberal, sino una adición más bien reciente. Son una prueba de que los debates normativos e institucionales en torno a la democracia liberal se encuentran lejos de estar cerrados.”
La pregunta es: ¿han servido las cuotas para aumentar el número de políticas en el país? El impacto ha sido claramente positivo, aunque no parece ser muy significativo.
0 comentarios