Criar un hijo quizá sea una de las cosas más complicadas en la vida. Por eso es que quienes acompañan a las mujeres que deciden ser madres, desde el embarazo y hasta los primeros años de sus hijxs, son las abuelas, madres, tías y madrinas. Son ellas quienes tejen las primeras redes de colectividad.

La crianza colectiva siempre ha estado ahí, con redes de mujeres que se acompañan en los procesos de embarazo, parto y lactancia. Sin embargo, el concepto de colectividad, se ha ampliado en los últimos años para reconocer que esta crianza puede salir de la individualidad de sólo la maternidad o paternidad y convertirse en grandes comunidades que acompañan en este proceso.

España es uno de los primeros países que ha visto nacer las tribus de crianza colectiva, espacios educativos, donde la principal premisa es que se puede acompañar este proceso de forma colectiva, a través de redes de apoyo que acompañen la crianza de las niñas y los niños. ¿Y cómo se relaciona esto con el feminismo? Los modelos de familia tradicional nos enseñaron a que, tanto mujeres como hombres, tienen roles específicos en la crianza. Por eso es que este tipo de tribus buscan romper con esas estructuras.

Las maternidades colectivas buscan fomentar los cuidados colectivos, “en la que un grupo asume la responsabilidad de la crianza de forma comunitaria, colaboran entre sí, se apoyan mutuamente con el fin de que los niños o niñas crezcan seguros y acogidos en un grupo donde se equilibren las tareas. Las personas que optan por esta opción aseguran que los niños y niñas tienden a practicar más la solidaridad y  toman decisiones pensando de forma comunal”, de acuerdo con la antropóloga Amanda Castro.

Una de las principales ventajas para las niñas y los niños es que pueden tener varios referentes, les puede hacer emocionalmente más fuertes y más seguros, además de desarrollar vínculos altruistas y solidarios basados en cuidados mutuos.

Además, compartir con otras mujeres que están transitando las mismas experiencias, que pueden compartir sus alegrías, pero también sus dudas, temores y tristezas, brinda un sostén emocional importante. No existe sólo una forma de crianza ni una sola de ejercer la maternidad y esta también puede ser desde la colectividad, para reconocerse, apoyarse y saber que no están solas en el mismo proceso.

Hay un antiguo proverbio que dice: “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Por eso es que las maternidades colectivas defienden la idea de que la crianza en tribu, es tener una familia escogida, una red de apoyo y un espacio de contención, en donde se forman soportes emocionales para todas y todos.

Ninguna madre debería criar en soledad, y los grupos colectivos son un apoyo para construir mejores espacios colectivos.