Nadie puede negar que las fiestas decembrinas son de los momentos más importantes del año para aprovechar y estar con nuestros seres queridos y llenarnos de energía. Pero también es una realidad que en muchas ocasiones, nos insertamos en situaciones súper incómodas porque tenemos que convivir con la tía que nos pregunta siempre por el novio, los hijos, o el tío que saca sus frases sexistas o incómodas, tipo “feminazi”.

Recuerdo que en una cena navideña, mi primo fue con su novia y mi tío se aventó un comentario tipo “qué te van a regalar, ¿una caja de condones?”. Ni modo, una vez al año tenemos que lidiar con este tipo de situaciones, pero eso no significa que tengamos que ser condescendientes con ellas y no cuestionarlas. Por supuesto que nadie quiere tener un mega pleito familiar y aventarse horas de discusión política, por eso es importante tejer estrategias para saber cómo enfrentar estas situaciones, porque también son oportunidades para defender nuestros ideales, porque es verdad que nuestra familia a veces es un reflejo de cómo piensa la sociedad fuera de nuestra burbuja de amigos.

Seguramente vas a ver escenas súper clásicas como que el día de la cena navideña, sean las mujeres quienes estén a cargo de la organización de todo. O seguro tu tía o abuelita se van a aventar comentarios tipo “sírvele a tu primo”. En este momento es importante que respires, y respondas con toda seguridad: No, él puede servirse. En estos encuentros familiares tenemos la oportunidad de ser “las ovejas negras” y cambiar las dinámicas a las que nos acostumbramos desde niñas. 

Si tu tío se avienta un comentario tipo “¿apoco tú también eres de esas feminzasis?”, respira por segunda vez y defiende tu postura, no se trata de educar a nadie ni ser confrontativa, simplemente se trata de defender tu ideología tal y cual lo harías en cualquier otro espacio social. Aunque también es súper válido detenerte y pensar, ¿sí voy a dar esta batalla o mejor sigo disfrutando mi ponche? Obvio que en este punto, seguro que todas quisiéramos decir “no me estés chingando” y seguro lo haremos internamente, pero ejercer el feminismo también se trata de defender nuestros ideales y no quedarnos calladitas. 

También puedes cuestionar las dinámicas familiares y preguntar a las mujeres si de verdad se sienten cómodas sirviendo o recogiendo todo, y puedes animar a que todos lo hagan. Ojo, tampoco te claves y sientas que tienes la responsabilidad de cuestionar y cambiar todo lo que está mal con tu familia, pero sí puedes tomar el control de tu propia situación y no dejar que eso te incomode. Vívelo a tu manera. 

Voltea a ver otras situaciones que sí te hagan sentir cómoda, como el compartir comida en familia, encontrar el sentido de unión y por su puerto ¡cenar delicioso! Respira, solo es una vez al año. ¡Felices fiestas!