Desde que saqué mi permiso para manejar cuando aún era adolescente mi papá insistió en que tenía que aprender a manejar en carretera, pues hay muchas mujeres que no lo hacen por el riesgo que representa. Y sí, es una realidad que nosotras somos más vulnerables a ser víctimas de cualquier tipo de delito estando en carretera, sobre todo en México.
La dolorosa realidad es que en carretera, calle o incluso en nuestro propio hogar corremos riesgo por el simple hecho de ser mujeres, no sólo al volante. Pero eso no impide a que nosotras luchemos y conquistemos los espacios y lugares que nos corresponden. ¡Representamos más de la mitad de toda la población en el mundo! Debemos ser dueñas de nuestros espacios.
Crecimos con el gran estigma creado por el machismo de “mujer al volante, peligro constante”, lo cual hizo que desde chavitas tengamos miedo a manejar y preferimos que lo hagan ellos, pero la conquista por nuestra autonomía también comienza por manejar y marcar nuestra propia ruta. El miedo a manejar en carretera o hacer cualquier cosa que “no es para mujeres” solo limita nuestra movilidad y hace que reforcemos la dependencia hacia ellos.
Manejar en carretera es una experiencia que sí o sí tienes que probar aunque sea una vez en la vida, a veces hay más riesgo de que tengas una mala experiencia en Periférico o cualquier otra avenida concurrida de tu ciudad. Te recomiendo los viajes en carretera con amigas, con su música favorita o con ruta hacia algún lugar que quieran explorar y conocer. Somos dueñas de nuestra ruta y debemos aprender a conducirnos hacia ella.
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