En México el aborto clandestino sigue siendo un importante problema de salud pública y diversos estudios muestran que los hombres son corresponsables en la ocurrencia de embarazos no deseados, en la decisión misma de abortar y en los riesgos a la salud de las mujeres

En el debate sobre el aborto, muchos argumentan que si no tienes útero no tienes opinión al respecto. Y si bien, aunque las mujeres tienen la decisión final sobre el aborto, puesto que en ellas recae un riesgo y responsabilidad mayor en términos de salud, emocionales y jurídicos, los hombres tienen un deber y responsabilidad ética en el acompañamiento de las mujeres que se realizan un aborto.

Así como tener parte en el reconocimiento de los derechos reproductivos de las mismas por su participación activa en el acto sexual y como actores que han formado parte de una sociedad patriarcal y cuyos comportamientos en la esfera sexual han impactado negativamente en la salud y el bienestar de las mujeres a lo largo de la historia por no tomar en cuenta sus necesidades.

se aplicó una entrevista semiestructurada a 14 hombres residentes en la ciudad de México, que habían vivido cuando menos un aborto inducido de su pareja. Los resultados mostraron que la responsabilidad de los hombres ante el aborto se expresa en un abanico muy amplio de comportamientos y sentimientos que van desde la más absoluta indiferencia y una res- ponsabilidad entendida sólo como aporte económico, hasta la más completa solidaridad y una responsabilidad asumida como apoyo físico, emocional y moral.

¿Cuál es la responsabilidad ética de los hombres en el aborto?

• Dejar de asumir que porque la mujer decide sobre al aborto, toda la responsabilidad en cuanto a su sexualidad cae solamente en ella. Entender que como partícipe activo también es responsabilidad del hombre procurar tener acceso seguro y justo de anticonceptivos, evitar la clandestinidad y velar por el acceso a un aborto seguro y el acompañamiento emocional y económico puesto que en él también cae la responsabilidad de que a partir del acto sexual resulte en un embarazo no deseado. 
• El reconocimiento de la mujer como sujeto de derechos reproductivos con capacidad de decisión sobre su cuerpo y sus necesidades
• Tener empatía frente a que, aunque uno busque la conservación del bebé, quién tiene más que perder en esta situación es la mujer porque un hombre puede desentenderse con mayor facilidad de las responsabilidades reproductivas (generalmente en términos económicos) mientras que la mujer está más atada por cuestiones biológicas. 
• Reconocer la problemática social que implica la negación del derecho al aborto como una forma de control sobre el cuerpo de las mujeres y su libertad reproductiva en medio de un sistema patriarcal y, por lo mismo, velar por este derecho que le corresponde a las mujeres para poder practicar su libertad de elección y la maternidad deseada.

A diferencia de otras áreas de la sexualidad y la repro ducción, la responsabilidad de los hombres en el caso del aborto resulta más compleja por diversas razones: en primer lugar, porque en este ámbito los hombres han sido invisibles tanto para las políticas públicas como pa- ra la sociedad en su conjunto y con frecuencia no queda claro el alcance de sus responsabilidades, ni siquiera para las mujeres mismas.

En segundo lugar, el debate moral alrededor del aborto basado en un discurso que lo criminaliza, se traduce en sanciones jurídicas y sociales que muchos hombres no están dispuestos a compartir, por lo que dejan solas a las mujeres ante una moral pública que las condena sin siquiera escucharlas

En tercer lugar, el hecho de que el aborto es un acontecimiento que recorre exclusivamente el espacio corporal de las mujeres, tanto en el plano material como en el simbólico, crea un desbalance de poder en cuanto a los costos y las respon- sabilidades de cada uno(a) y hace difícil lograr acuerdos cuando no existen sentimientos de empatía o vínculos de solidaridad.