Este término fue identificado por Sigmund Freud, que se define como un complejo psicológico aplicado hacia los hombres, los cuales ven a las mujeres como unas santas o como unas prostitutas. Los hombres con este complejo suelen desear sexualmente a una pareja que ha sido “corrompida”, mientras que no siente ningún deseo sexual por una pareja “respetada” y “pura”. En resumen, algunos hombres sienten la incapacidad de sentir excitación en una relación amorosa.

Como dijo Freud: «Donde tales hombres aman, no tienen deseo y donde lo desean, no pueden amar».

Otros psicoanalistas, como Richard Tuch, afirmaban que la causa del complejo sería el odio del hombre hacia las mujeres, originado en la infancia tras los maltratos de su madre. El niño buscará venganza de las crueldades de su madre, en las mujeres con las que se encuentre sentimentalmente y sexualmente en su madurez.

Esta visión machista de la sexualidad femenina tiene un montón de problemas como:

• La discriminación de la mujer según su actividad sexual en donde se llegan a categorizar solamente a las mujeres “dignas de respeto y material para casarse” como aquellas que sean castas y virginales. Por otro lado, se denigra como promiscuas, pecadoras y avergonzantes a aquellas que tienen mayor libertad y actividad sexual. 
• El doble estándar en la sexualidad donde un hombre es glorificado por tener múltiples parejas sexuales y románticas mientras que una mujer es juzgada, se presenta el slutshaming. 
• Se genera una dificultad en la integridad sexual de la mujer, porque se les inculca desde pequeñas que si quieren ser alguien “merecedora” de buenos tratos y respeto, debe comportarse de cierta manera, sino no lo merece. Así mismo, se hipersexualiza a las mujeres que tienen mayor libertad sexual, haciéndoles creer que ese es su único propósito y uso en la vida. 

Erika López, psicóloga feminista y coordinadora de la Rebelión del Cuerpo de la Región de Coquimbo sostiene que “los estereotipos de género relacionados a cómo deber ser, comportarse una mujer, cómo debe vivir su sexualidad y relaciones, son interiorizados por las mujeres y las personas, generando creencias en torno a estos estereotipos, lo cual determina comportamientos y formas de relacionarse”.

Eliminar el Madonna-whore complex es una tarea titánica, pues sus pilares se encuentran en la base de casi todas las sociedades –algunas más, algunas menos–, sin importar en qué parte del mundo se ponga el foco.

El primer paso sin duda es cuestionar las estructuras con las que hemos crecido y analizar si realmente empatan con la realidad o sólo son el resultado de procesos culturales que deberíamos dejar en el pasado.