Violencia de género contra mujeres y niñas

El término misoginia está formado por la raíz griega «miseo», que significa odiar, y «gyne» cuya traducción sería mujer, y se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio de los hombres hacia las mujeres y, en general, hacia todo lo relacionado con lo femenino. Ese odio (sentimiento) ha tenido, frecuentemente, una continuidad en opiniones o creencias negativas sobre la mujer y lo femenino y en conductas negativas hacia ellas.

 A lo largo de la historia, y también de la historia de las ciencias en general y de la psicología en particular, podemos encontrar ejemplos al respecto.

La misoginia no es una enfermedad de nuestros días, sino que posee una apretada y lejana historia. Decía André Glucksmann, filósofo francés, que “el odio más largo de la historia, más milenario aún y más planetario que el del judío es el odio a las mujeres”. Anna Caballé recoge esta idea en su magnífica antología “Una breve historia de la misoginia”. Y es que Caballé abordó la historia de la misoginia en España o, mejor dicho, la representación literaria de la misoginia desde la edad media hasta el siglo XVI y ofreció textos testimoniales del desprecio, odio y descalificación de las mujeres.

Numerosos intelectuales (escritores, filósofos y personajes históricos) han sido reconocidos como misóginos. Para algunos, la misoginia se ha manifestado a lo largo del tiempo exclusivamente en la expresión abierta de posiciones contrarias a las mujeres y su papel en la sociedad, mientras que, para otros, manifestó una patología evidente. Asesinos en serie famosos como Jack el Destripador cae en la última categoría, mientras que los intelectuales misóginos incluyen a menudo a filósofos como Schopenhauer o Nietzsche.

De acuerdo con el Poder Judicial de la Federación, la misoginia se expresa de diversos modos. En los casos más leves, se refleja en comentarios despectivos o discriminatorios, en ocasiones se camuflarían como bromas, chistes. Sin embargo, la misoginia puede derivar en violencia. Además, puede considerarse como un problema de carácter social y cultural. Y es que, a lo largo de la historia, el hombre sometió a la mujer de múltiples maneras y así se desarrollaron sociedades patriarcales. Por ello, ese dominio se fue transmitiendo de generación en generación, tanto a través de hechos concretos como de elementos simbólicos.

La misoginia se relaciona de forma directa con la violencia de género contra las mujeres y niñas, de allí se deriva en muchos casos llegando hasta el femicidio por parte de los hombres, pero también, en algunas situaciones, es aplicada a las propias mujeres que desprecian y menosprecian a otras mujeres.

Como hemos dicho, la misoginia o el hecho de que un hombre sea misógino suele tener mucho que ver con algo que ha aprendido en casa o que ha sido influenciado por un hombre de la familia o en su círculo de amigos, de modo que es importante reeducar los valores y ser consciente de que hombres y mujeres son iguales. En casos más extremos, aquellos que corresponden a la misoginia patológica deben ser tratados por profesionales, dado que suponen en muchos casos un riesgo de violencia hacia la mujer.