Una labor imprescindible en la cual todxs debemos poner atención.
Una de las tareas más cotidianas en la vida de todxs es esa relacionada a las labores del hogar. La mayoría de las mujeres desarrollan estas actividades en algún momento de sus vidas y son relacionadas desde la infancia e instruídas en su conocimiento para que en el futuro sean las principales encargadas de esta labor.
De acuerdo a un estudio titulado “Mujeres, trabajo doméstico y relaciones de género”, hablar de trabajo doméstico en las sociedades actuales no solamente equivale a hablar del “lugar natural“ de la mujer, sino también de un trabajo totalmente desvalorizado e invisibilizado, cuya importancia social para la sobreviviencia y el desarrollo de las sociedades es realmente negada.
En México el trabajo doméstico ni siquiera es considerado como una labor con valor económico y social, sino una obligación casi “natural” de las mujeres, comparte el INEGI en un estudio. Y es que aunque en general todos participan en el trabajo del hogar, hombres mujeres, niñas, niños y ancianos, siempre hay una diferencia y jerarquización notoria.
Este trabajo es imprescindible, es la base sobre la que se asienta la prosperidad de las familias, así como la salud y la productividad de la mano de obra. La confederación internacional Oxfam calcula que este trabajo aporta a la economía un valor añadido de, al menos, 10.8 billones de dólares.
Christian Mendoza, especialista del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, afirmó que el reconocimiento del trabajo en el hogar es una de las demandas feministas que se siguen manteniendo y, lamentablemente, estamos lejos de lograrlo. La población de 12 años y más que realiza trabajo doméstico sin pago, es de 50.4 millones de mujeres.
Sí o sí, hay que visibilizar el trabajo del hogar. Entender su importancia para el funcionamiento del sistema económico. Que el trabajo del hogar pase de ser parte del ámbito de lo privado y lo individual a lo público y lo colectivo. Que se rompan los roles y desigualdades de género y apostar por la corresponsabilidad, el reparto de la responsabilidad del cuidado entre todos los miembros de los hogares, las empresas, la sociedad civil y las administraciones públicas. Sólo así, se podrá empezar a caminar hacia una sociedad más justa y equitativa.
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