La amistad no es para siempre. Puede parecer una frase muy dura pero hay que quitarnos la falsa idea de que las amistades que forjamos son para toda la vida. Obviamente hay excepciones, pero la realidad es que las personas que llegan a nuestras vidas, aquellas con quienes creamos vínculos íntimos y promesas, se transforman y no siempre podemos volver a reconocernos en ellas.

Muchas veces sentimos culpa de dejar a nuestras grandes amigas atrás. Y no necesariamente porque hubo peleas de por medio o desencuentros. Simplemente somos personas que estamos en constante cambio y evolución. A veces son solo los recuerdos los que mantienen viva una relación de amistad, pero si tratamos de identificar los vínculos que mantienen vivos los lazos en el presente, seguro serán muy pocos.

El valor que le damos a la amistad no es el mismo cuando tienes 15 años que cuando tienes 30. La amistad también es un concepto que se modifica a lo largo de nuestra vida. 

Yo me he separado de personas que han sido súper importantes en mi vida, en ciertas etapas. Y en ocasiones estas rupturas duelen igual o peor que un ex. Pero también he aprendido que ser fiel a ti misma y dejar ir a las personas que ya no nos aportan o nutren, es un acto de amor hacia ti, por mucho que hayas prometido a esa amiga estar ahí por siempre y para siempre. 

También están las amistades «tóxicas», aquellas que dejas ir porque su presencia es hiriente para ti, porque no suman a tu vida, no aceptan tu forma de ser o pensar y en lugar de acompañarte en tu camino, lo juzgan y no lo comparten contigo. 

La amistad es un tesoro que hay que cuidar, sí, pero debe hacerse desde vínculos sanos y recíprocos. Me gusta pensar que las personas son casas donde puedes llegar a habitar, recorrer todos sus rincones y encontrar un hogar en ellas. Quiero pensar que así como entramos en ellas y a veces nos queramos quedar a vivir ahí, llegará un punto en que queramos mudarnos porque ya no nos sentimos en casa y nos despediremos de ese lugar.

Dejar ir a tus amigxs también es un acto amoroso.